Magnífico animal…
Me he dado cuenta al verte,
tumbado en el pasillo,
echado con la mirada perdida,
que tus ojos carecían de brillo.
No se si porque te estabas durmiendo,
parecía que pensabas,
que estabas en un lugar lejano,
criando a tu propia manada.
A veces si te comprendo
pero también a veces olvido,
que no basta tan solo
con darte un poco de cobijo.
Porque en mi ajetreada vida
tu siempre has estado,
sirviéndome tu lomo,
o lamiéndome las manos.
¡Cuantas veces mis lagrimas
fueron derramadas sobre tu pelo!
¡Y como tus ojos tristes
comprenden el sufrimiento!
Y emprendimos la misma lucha,
intentando hacer comprender que,
aun con tus dimensiones,
tu también sabes querer.
No sabes como lamento,
haber podido olvidar,
que aunque hemos seguido creciendo,
todavía podemos luchar.
¡Que sabia la frase que dice
que solo te falta hablar!
Me he dado cuenta de repente,
al verte tan distraído,
que, seguro, echabas de menos
tanto mis abrazos, como yo tus ladridos.